
El asesino nato es un personaje decisivo en lo negrocriminal. Uno de los motores de la historia. Si el investigador es el Ying, el criminal es el Yang. No puede existir uno sin el otro. Y a los lectores no nos gusta cualquier asesino, no. Debe tener una serie de características que no le hagan parecer un limaco, que lo conviertan en tridimensional y además que tenga cierto atractivo.
Porque no me lo negarás, nos va el morbo. Aceptar (hasta cierto punto) las reflexiones y hechos de un criminal te crea un dilema moral, un runrún que no te deja indiferente frente al personaje o frente a la historia. Y eso mola. Te engancha porque quieres entender, quieres saber por qué lo hizo y si recibirá su castigo o incluso si lo merece. Pero ojo que no todos los asesinos son iguales.
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